ENTRENAMIENTO DE LA FUERZA
El entrenamiento de la fuerza es uno de los pilares fundamentales sobre los que se soporta la preparación psicofísica de todo deportista, con independencia de la disciplina deportiva que este practique y de su pertenencia al ámbito de la alta competición o al que define la actividad deportiva denominada de ocio.
El entrenamiento de la fuerza es fundamental para aquellos cuya actividad física la orientan principalmente:
- al incremento de su masa muscular por motivos estéticos o para mejorar la apariencia biotipológica.
- Con el fin de compensar o corregir déficits o desequilibrios musculoesqueléticos congénitos o adquiridos (programas de fisioterapia o de rehabilitación)
- Para desarrollar una mayor eficiencia en su movilidad aplicada a las tareas domésticas y laborales cotidianas (programas de acondicionamiento), o
- Con el fin de impedir la atrofia muscular consecuente del sedentarismo obligado por el sistema de vida actual o la provocada por los procesos naturales de envejecimiento (programas de mantenimiento).
Los músculos, al contraerse bajo la correspondiente acción activadora de los estímulos que provienen del sistema nervioso a través de los nervios motores, son los encargados de generar la fuerza. Esta, para que pueda ser efectiva, obliga a que los músculos actúen coordinados al unísono, formando una gran unidad funcional con las restantes estructuras que componen el aparato locomotor: los huesos, las articulaciones y los restantes elementos conjuntivos (ligamentos, tendones y fascias). Obviamente, cuanto más fuertes sean los músculos, mayor será su capacidad de trabajo; como consecuencia, la acción motora de que se trate podrá ser más eficaz y a la vez, será menor la probabilidad de que se produzcan lesiones en los tejidos implicados.
LA FUERZA
Desde el punto de vista del entrenamiento, la fuerza puede definirse como influencia mecánica, generada por la acción del acortamiento muscular, capaz de cambiar el movimiento del cuerpo o de cualquier de las partes que lo componen, modificar la trayectoria de su desplazamiento en el espacio o la de algún objeto relacionada con él, o bien reaccionar frente a una fuera ajena que se le aplique, es decir, contra una resistencia. Dicha acción del músculo se produce mediante su contracción, que, como ya se ha indicado, se encuentra controlada y modulada en condiciones de normalidad, por la actividad del sistema nervioso.
De modo resumido, puede afirmarse que mediante la fuerza, ingredientes clave que debe desarrollar necesariamente todo golfista para obtener el éxito en sus prestaciones, el organismo posee la capacidad de ejercer un determinado trabajo contra una resistencia. Dicho trabajo, estructurado en forma de proceso sistemático de ejercicio reiterado y de intensidad progresiva, va a ser la esencia básica sobre la que tiene que elaborar todo sistema de entrenamiento de fuerza.